sábado, 28 de febrero de 2009

pokemon, un poroto

Nunca fui muy amiga de la tecnología. Y cuando digo nunca, es nunca. Por dar un simple ejemplo, podría referirme a mi relación (o falta de ella) con el Tamagotchi. Para aquellos que no tuvieron el gusto, es un aparatito mínimo, del tamaño de un huevo de gallina que funciona a batería. ¿La gracia? Sigo sin verla. Se supone que dentro de esta cosita vive un animalito a suerte de mascota, a quien uno tenía que alimentar y cuidar. En caso de que uno no tuviera sus funciones paternales o maternales bien desarrolladas, el pequeño ser moría. ¿Ahora entienden cuando digo que no tiene razón de ser? Quien les habla, lo consideró siempre una real chinada (y los chinos se revuelcan a lo largo de toda la Gran Muralla).

Cecilia era una compañera de mi escuela, muy chinada friendly. El número de “animalitos” de esos que tenía supera ampliamente la cantidad de cabezas de ganado que poseían todos los miembros de la Sociedad Rural (incluso en pleno auge de la etapa agroexportadora). Me desagradaba verla con eso, temía que le diera una embolia cerebral, si bien no la quería. Me daba hasta pena. Tenía ojos saltones (los famosísimos “ojos de huevo”, en criollo) y yo se los atribuía a pasar tanto tiempo con eso. ¿Delirio infantil? Tal vez, aún no lo sé. Sea como sea, siempre estuve convencida que el Tamagotchi era la causa de su extraña anatomía.

Diez años más tarde, encontré su versión moderna. Nada más ni nada menos, señores, que en el Jetabuc, de la mano del Pet Society. Si Mirtha sigue con sus almuerzos, creo que todo es posible a esta altura, ¿o me equivoco?

jueves, 26 de febrero de 2009

¿a alguien le sobra una pinturita?



Crayón, pintura al óleo, marcador, lápiz, creo que hasta aceptaría un poquito de carbonilla...

miércoles, 25 de febrero de 2009

un poco de numerología

Cayendo en un cliché, reformulo una vieja pregunta: ¿Es cierto que cuando uno está solo, absolutamente todo viene de a dos?
Lamentablemente, sí.

Tanto Sócrates como Galileo Galilei fueron controversiales en su época. No fue a causa de la mayeútica ni tampoco del sistema solar. A otro perro con ese hueso. Más bien, sacaron a la luz la cuestión antedicha. Demostraron la necesidad imperativa de encontrar un opuesto complementario.

¿Acaso los números impares son dañinos para la humanidad? Eso pareciera. Desde los 2x1 que invitan a agruparse de a pares hasta los tragos con dos sorbetes.

Incluso, si nos fijamos con detenimiento, lo mismo sucede en el organismo. Dos brazos, dos manos, 20 dedos, dos hombros, dos codos, dos piernas, dos rodillas, dos tobillos, dos muñecas y así podríamos seguir. Es curioso, también, si consideramos que lo único impar de nuestro cuerpo está predestinado a buscar su complemento en otro ser.


¡Qué noche llena de hastío y de frío!
Déjame despertarte con un beso
El viento trae un extraño lamento.
¡Parece un pozo de sombras la noche
y yo en la sombra camino muy lento.!
Mientras tanto la garúa
se acentúa
con sus púas
en mi corazón...

En esta noche tan fría y tan mía
pensando siempre en lo mismo me abismo
y aunque quiera arrancarla,
desecharla
y olvidarla
la recuerdo más.

¡Garúa!
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera.
Sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera.
¡Perdido!
Como un duende que en la sombra
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!

¡Qué noche llena de hastío y de frío!
No se ve a nadie cruzar por la esquina.
Sobre la calle, la hilera de focos
lustra el asfalto con luz mortecina.
Y yo voy, como un descarte,
siempre solo,
siempre aparte,
recordándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma
hasta los huesos calados y helados
y humillando este tormento
todavía pasa el viento
empujándome.


Creo que la soledad tiene algo de tanguera, algo así como una propiedad innata que hace que vaya de la mano con un buen dos por cuatro (¡se ha formado otra pareja!), un qué sé yo nostálgico. Hoy la acompaño con Enrique Cadícamo y su Garúa. Igual que Malena, ando con pena de bandoneón.

martes, 24 de febrero de 2009

Última adquisición: Wish you were here.

¿El disco? Sí, señores, están en lo cierto. ¿Qué otra cosa podría ser sino? Si está usted a punto de apelar al sentimiento, deténgase. Este me acompaña desde hace un par de años, incluso considerando que soy relativamente nueva en este mundo. ¿De qué sentimiento habla?


El archi conocido y hasta trillado “Wish you were here”.


Increíble la forma en que tan sólo quince letras (sí, leyó bien, 15) pueden movilizarlo a uno, ¿no le parece?


PiénsenloN!!



Apuesto a que mi “you” anda perdido por algún lado. Y cito una frase que le gusta mucho a un amigo mío, que dice algo así como:


“Qué lindo que es soñar

soñar no cuesta nada ”


Llamado a la solidaridad: por mucho que busque, sigo sin encontrar un nombre que pueda reemplazar el you de aquella frase. Mejor dicho, personas hay muchas, pero ninguna que lo llene.

¿Se entiende algo?


Cualquier cosa, comunicarse con quien les habla (fe de erratas: quien intenta escribirles).


De todas formas, aplauso, medalla y beso para esta banda del carajo (amerita el criollo). Vamos, ¿quién no quiso trasladarse para poder tener a ese alguien a su lado?, ¿a quién no hizo flotar este tema? El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.


He dicho.

lunes, 23 de febrero de 2009

existe siempre una razón escondida en cada gesto.

Todos sabemos que la frase inicial es determinante. Tal vez por eso comenzar se asemeja a un letargo que dista bastante de una dulce espera. Dudo que la elegida sea la adecuada, pero es lo que hay. Y ya que de dudas hablamos , carezco hoy de la capacidad de decidir la finalidad de este espacio. Día dubitativo si los hay!

Mientras me siento aguardando una iluminación divina o algo por el estilo, ruego que la próxima entrada sea, por lo menos, un poquito más jugosa.

Para que la espera no se haga tan larga, dejo algo por aquí que no es de mi autoría.
¿Es anormal caramelizarse si alguien te despierta con la primera estrofa de esta hermosa canción de Pablo Milanés? Creo que estoy perdonada, ¿o me equivoco?


Déjame despertarte con un beso
en la verde mañana que te espera
déjame celebrar la primavera
en el hermoso largo de tu cuerpo.

Déjame recorrer ese universo
que conozco sin limites y fronteras
déjame descansar sobre tu pecho
que calienta mi piel como una hoguera.

Déjame repasar tus accidentes
detenerme a palpar cada medida
humedecer tus ojos y tus fuentes
y penetrar al fondo de tu vida.

Déjame demostrar que diez noviembres
purifican el alma y el deseo
que al abrazarte aún mi cuerpo tiemble
y relajado en paz me duerma luego.

Déjame al despertar tener la dicha
de hablar y compartir nuestros anhelos
y en la mañana verde que termina
volver a repetir que te quiero.

Gracias muchas, persona, por alegrarme la mañana.

en blanco y negro