miércoles, 25 de febrero de 2009

un poco de numerología

Cayendo en un cliché, reformulo una vieja pregunta: ¿Es cierto que cuando uno está solo, absolutamente todo viene de a dos?
Lamentablemente, sí.

Tanto Sócrates como Galileo Galilei fueron controversiales en su época. No fue a causa de la mayeútica ni tampoco del sistema solar. A otro perro con ese hueso. Más bien, sacaron a la luz la cuestión antedicha. Demostraron la necesidad imperativa de encontrar un opuesto complementario.

¿Acaso los números impares son dañinos para la humanidad? Eso pareciera. Desde los 2x1 que invitan a agruparse de a pares hasta los tragos con dos sorbetes.

Incluso, si nos fijamos con detenimiento, lo mismo sucede en el organismo. Dos brazos, dos manos, 20 dedos, dos hombros, dos codos, dos piernas, dos rodillas, dos tobillos, dos muñecas y así podríamos seguir. Es curioso, también, si consideramos que lo único impar de nuestro cuerpo está predestinado a buscar su complemento en otro ser.


¡Qué noche llena de hastío y de frío!
Déjame despertarte con un beso
El viento trae un extraño lamento.
¡Parece un pozo de sombras la noche
y yo en la sombra camino muy lento.!
Mientras tanto la garúa
se acentúa
con sus púas
en mi corazón...

En esta noche tan fría y tan mía
pensando siempre en lo mismo me abismo
y aunque quiera arrancarla,
desecharla
y olvidarla
la recuerdo más.

¡Garúa!
Solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera.
Sintiendo tu hielo,
porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera.
¡Perdido!
Como un duende que en la sombra
más la busca y más la nombra...
Garúa... tristeza...
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!

¡Qué noche llena de hastío y de frío!
No se ve a nadie cruzar por la esquina.
Sobre la calle, la hilera de focos
lustra el asfalto con luz mortecina.
Y yo voy, como un descarte,
siempre solo,
siempre aparte,
recordándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma
hasta los huesos calados y helados
y humillando este tormento
todavía pasa el viento
empujándome.


Creo que la soledad tiene algo de tanguera, algo así como una propiedad innata que hace que vaya de la mano con un buen dos por cuatro (¡se ha formado otra pareja!), un qué sé yo nostálgico. Hoy la acompaño con Enrique Cadícamo y su Garúa. Igual que Malena, ando con pena de bandoneón.

1 comentario:

  1. La soleda se siente más cuando has tenido con antelación a alguien y luego te ha dejado. Saludos desde España, Fran.

    ResponderEliminar

estamos para ayudarlo, su opinión nos importa.

en blanco y negro