jueves, 14 de mayo de 2009

+ ∞

Y siguiendo con el análisis (ojalá fuera solamente dentro de la esfera matemática).. ¡Qué difícil se nos hace a veces encontrar el límite! No me refiero al límite de una función cualunque, ni mucho menos. Por ser algo extremista, todo o nada, esta vez, elijo la que hace que x tienda a + ∞. Esa es hoy en día mi función favorita.


Ahora bien, cuando me preguntan por el límite, sólo puedo articular un: bien, gracias. ¿Por qué será que se hace tan complicado? Lo único que me queda como consuelo, es saber que no soy la única que se aventuró por estos pagos.


El caso de Ricardito fue famosísimo, espero ustedes lo recuerden. Fue primicia no sólo del amarillismo característico de Crónica, sino que hasta apareció en la primera plana de La Nación. Este picaresco personaje cuadra perfecto en la definición que alguien me dio hace unos días al pasar de lo que es ser un nabo*. La cuestión, y para ir al grano, que Ricardito empezó a soñar, volar, imaginar tanto pero tanto, que hasta era feliz. Algunos recuerdan verlo atravesar la plaza del barrio, siempre saltando en una pata -literalmente-, y eso que no tenía ninguna discapacidad.

Vivió así mucho tiempo, hasta el 29 de agosto de 1986, fecha en que actualmente se lo recuerda con mucho cariño, institucionalizada como el Día del iluso. Aquel invierno, nuestro personaje, recibió un golpe de la vida y cayó de los 12000 pies de altura a los que estaba volando. Imagínense cómo quedó, pobrecito.


El mismo día, pero de 1996, tras cumplirse 10 años de este hecho, el Grupo Clarín sacó un suplemento en diversas entregas que se llamó: "Ilusos de la Historia, de la A a la Z", a modo de homenaje. Como no tengo límite (remito al primer párrafo, por si las moscas), me devoré los fascículos de un tirón.

Acá traigo a cuento el caso que más me llamó la atención, y es el de Hernestasio. Con 64 años recién cumplidos y motivado tras la hazaña de Ricardito, quiso darle otra vuelta de tuerca a la vida y decidió promover su filosofía.

Me cautivó de tal manera su historia que decidí invitarlo un café. Intuitivo cual jugador de poker, no tardó en resumirme en 2 líneas el porqué de mi interés por su situación. Desde entonces, se convirtió en mi confidente.


Este buen hombre promueve en mí la falta de equilibrio y me cataliza con tal de que elija siempre la función que tiende a + ∞. Acá es precisamente donde reside el quid de la cuestión, porque no es un problema, sino un algo al que no voy a rotular con ninguna etiqueta arbitraria.

Algunos días, cuando me levanto con los pies sobre la tierra, basta mirarlo a los ojos para que me sonría y me diga: "espero que sea algo temporario". Le respondo con un tímido "no sé, qué sé yo" y tras cinco minutos de charla, me olvido de todo de tal manera que me es inevitable caer nuevamente en el desequilibrio.


Hernestasio dice que son momentos, que no me preocupe; que me da miedo terminar como Ricardito y por eso me acobardo. A pesar de todo, Hernestasio me da seguridad, porque él (que sí pasó por esto y lo sigue sosteniendo) y yo bien sabemos que la sensación que genera el tender a + ∞ sin temer alejarse del equilibrio, es inefable.



*Dícese de la persona buena, que se entrega sin ton ni son, da todo de sí y no teme decir lo que siente. Es mucha la bibliografía al respecto. No se pierda nuestra próxima entrega (chivo).

4 comentarios:

  1. Pense que habia entrado a otro blog o que habia dado vuelta el monitor.
    Este texto, bello por cierto merece una imagen... una foto de Hernestasio. Una cualidad, un detalle, algo que nos ilumine sobre el.
    Besos....... a ambos!

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  2. ¡Qué personaje tan interesante Hernestasio! No siempre se encuentran serers así en la vida.

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  3. yo fui el de la definicion al pasar?. Me encanta la palabra inefable. Tambien omnipercipiente. Y zambullida.

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  4. Nada de mala gente...no es mi culpa su estravismo. Como con los pobres, esa chica es estravica porque quiere.
    Cuando termine mi parcial domiciliario hablamos, espero andes bien, un saludo!.

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