A veces me pregunto si realmente creo en las señales, o si sólo les presto atención y doy una cierta importancia cuando me generan una sensación agradable, cuando las siento como una marca que tiende a resignificar el destino.
Supongo que se trata nada más ni nada menos, que de entender aquello que se aparece en nuestro camino, para después buscar y encontrar una explicación coherente que nos satisfaga y cuadre casi a la perfección.
Hoy no me llamó la atención haberme subido a aquel colectivo y elegir (después de bastante vueltear), justamente ese asiento. Lo que sí me resultó asombroso, sin embargo, fue lo que justo delante mío, con letra cursiva y marcador indeleble, estaba escrito: "las almas repudian todo encierro".
Creo que ese lugar estaba reservado para mí.
FRECUENCIA
Hace 3 años